2.3.08

Boca de León II

Cerati pide a grito pelado que lo despierten cuando pase el temblor, no es la primera vez que lo hace ya que la cinta cassette no deja de dar vueltas en el jeep; Fernando siempre al volante repartiendo chelas, yo de copiloto encargada de que la cinta no deje de correr en el camino y Chino tratando de encontrar la mejor posición para apaciguar la "mega caña".
Los vicios empiezan a correr desde temprano en la mañana y nunca dejan de hacerlo, de no ser así "papi" nos salva en la cabaña de tío Choco, después de haber gastado algunas lucas en el fullfresh. Todos esperamos ese momento donde se adormecen los labios y ese cosquilleo se hace general.
Chino está obsesionado en empezar las noches con la uno de sam`s town, al flaco le es indiferente ya que el va a cantar su versión de cada canción mientras destapa una birra o ya más tarde una piscola. Los días son largos, lejos de horarios u órdenes cronológicos que determinan la linealidad de las horas, el sol nos empapa y la lluvia que no llega.
La peor sequía en 100 años comenta choco mientras conocemos La Gloria, La isla y Puerto Aisen; los vecinos se quejan porque el río ya no lleva tanta agua, parece que alguna maniobra está destruyendo el Polux para sacar asfalto.
El tiempo se me va y yo me quedo acá, Boca de león fue construído como refugio y así hoy lo vivo, Nina me cuenta más tarde que es su fuerte, que ahí pasó largas horas llorando, yo la entiendo, la veo, siento ese llanto del que me habla. Cierta melancolía baña las tardes que ya no son sólo mías, una fuente de energía se aproxima en las noches, energía que dura hasta la mañana siguiente y por unas horas muere.
Encuentro en la cerámica el dolor y la soledad que pieza a pieza se va desgarrando, encuentro en la villa el encuentro de una búsqueda, no la mía, pero así y todo lo veo, lo entiendo. No vuelvo, no vuelvo, no quiero. Acá me quedo un rato mientras no espero, mientras no muero, mientras me quedo, acá nomás, acá me quiero.